Román Matito, otro internacional español “hecho” en el Protectorado.
Todo
parecía haberse resuelto, respecto al fútbol hispanomarroquí. Pero en
lo tocante a Ceuta y Melilla los federativos de la época difícilmente
hubieran podido mostrarse más espesos. Tras la creación de la Federación
de Fútbol Marroquí, con sede en Rabat (la del Marruecos independiente,
se entiende), Ceuta y Melilla quedaban en el limbo. Nadie parecía haber
tenido en cuenta que esas plazas seguirían siendo españolas y sus
equipos continuaban encuadrados en el Campeonato Español. Compitieron en
sus respectivos categorías, es cierto, pero huérfanos de Federación
territorial. Sólo en setiembre de 1959 habría de crearse la Federación
Norteafricana de Fútbol, con presidencia en Ceuta y delegación en
Melilla. Las cosas de palacio, ya se sabe, suelen ir muy despacio. Y más
despacio aún anduvo la tantas veces demandada transformación federativa
de la Delegación melillense. Sólo el 19 de octubre de 1999 pudo
convertirse en Federación Melillense de Fútbol la antigua delegación.
Hoy,
cuando Atlético de Ceuta y España de Algeciras, sobrevivientes del
Protectorado, son entidades difuntas y olvidadas, cuando la actual Unión
Deportiva Melilla nada tiene que ver en puridad con la U. D. Melilla y
el Melilla C. F. que transitaron por la descolonización, la Federación
de Fútbol Hispanomarroquí duerme sueños de alcanfor entre fotos en
blanco y negro. Justo cuanto sucede con las historias que se diría no
existieron nunca.