POR: CARLOS CARRASCO- EL REPORTAJE en defensacentral.com
Pocas personas imaginaron a su llegada que aquel joven ceutí con aspecto de chico tímido iba a ser uno de los futbolistas que más temporadas iba a permanecer en el club y que más huella iba a dejar en sus aficionados. Un ejemplo de raza, carácter y madridismo como pocos se han visto. Además, destacaba por su polivalencia tanto en el centro del campo como en posiciones defensivas. Noble, solidario y luchador así era José Martínez ‘Pirri'.
Nació en el barrio de Hadú ubicado en Ceuta el 11 de marzo de 1945. Su energía y su fuerza le granjean una merecida fama de ‘jugador multiposición' ya desde su época en los Augustos de Ceuta . De allí pasó al Atlético Ceuta en 1960 para, tres años después, firmar ya por el Granada. Desde el conjunto ‘granaino' es convocado con la selección española de aficionados. Juega en la posición de interior derecho, aunque pronto se observa que es capaz de ocupar una gran parcela del terreno de juego. Los aficionados deciden bautizarle con el nombre de ‘Pepirri', apodo que evolucionó hasta el clásico ‘Pirri'.
En 1964, con 19 años ve el momento de cambiar de equipo y tiene algunos pretendientes. Cuentan que el Espanyol le rechaza por un mal informe de Kubala y entonces acude al Real Madrid. Antonio Martínez Ruiz , empleado del club blanco no comete el mismo error , le hace una prueba y tras ver sus aptitudes no duda en incorporarle. Llega a Madrid en virtud de un cambio de residencia , por lo que la institución blanca sólo tuvo que pagar 250 pesetas para hacerse con sus servicios.
Un 'todoterreno' en los 'ye-yes'
La suerte quiso que otros futbolistas consagrados se lesionaran para un partido contra el Barça en el que Miguel Muñoz decide confiar en este joven futbolista. El chico no acusa portar el ‘10 a la espalda y cuaja un excelente encuentro endosando un 4-0 a los culés y de la mano de un gran Amancio. Dos días después, con 'Pirri' de nuevo en el once se golea al Dukla de Praga. El ‘mister' Muñoz había encontrado savia nueva en ‘La Fábrica'.
Al año siguiente ya tiene un hueco consolidado en el equipo. Santo y seña del Madrid ‘ye ye,los ‘Pîrri' , Grosso, Zoco, Amancio y compañía crean un bloque sólido que lleva una transición modélica que no deja de ganar. En Liga el Real Madrid es un rodillo , mientras que en Europa los blancos reverdecen laureles conquistando la sexta Copa de Europa ante el Partizán. Todo ello con ‘Pirri' en la primera línea protagonista. Desde entonces, todo fueron éxitos para un futbolista que, poco a poco, fue ganando peso en el vestuario.
Si hubiera que destacar una virtud de ‘Pirri' esa sería su tremenda polivalencia. Pero dicha capacidad para jugar en varias posiciones no le impedía brillar. Es decir, no se limitaba a cumplir sino que brillaba y hacía brillar a sus compañeros.
Vibrante, competitivo, valiente y goleador. De hecho sorprende su facilidad para marcar , pese a no comenzar los partidos desde la punta de ataque. Para que muchos aficionados conozcan su juego, digamos que se podía asemejar a un centrocampista ‘box to box' con mucha llegada y que retrasó su posición en los últimos años de su carrera hasta ejercer de líbero.
Se sobrepuso a múltiples lesiones
Si entre sus cualidades estaba la polivalencia y la garra, las lesiones fueron su principal remora. El año 68 se fracturó el maléolo y en la ida de final de la Recopa en el 71 ante el Chelsea se rompió el brazo y en el encuentro de vuelta tuvo que jugar con el brazo en cabestrillo. Ni siquiera Miguel Muñoz se atrevió a dejar su garra e intensidad en el banquillo.
Pese a sus lesiones, consecuencia directa de que se dejaba todo en el terreno de juego, permaneció en la primera plantilla merengue hasta 1980 lo que le coronó como uno de los futbolistas más longevos en vestir la camiseta blanca. En esos 16 años juega 559 partidos oficiales en los que marca 210 goles.
El impulsor de la garra blanca ídolo de la hinchada madridista. Luchador y guerrero en el césped y caballero y bandera madridista fuera de él. Así era ‘Pirri', el precursor y maestro de los Santillana, Juanito o Camacho. Después ejerció de médico en el club de su vida y también ocupó los despachos desde la secretaría técnica. Nadi puede negar que fue un 'purasangre' que siempre albergó al Real Madrid en el corazón.